jueves, 26 de noviembre de 2009

Apreturas de un amor apopléjico

¿Quién es Francis Oliverio Recúpero? ¿El héroe derrotado con un artero pisapapelazo en la Sociedad Argentina de Escritores una fresca tarde de 1.928? ¿El asceta solitario que espera y desespera el imposible retorno de Horacio Quiroga a la choza compartida por décadas? ¿El más grande Poeta Maldito Argentino, título que no se ensombrece por el hecho de ser el Único? ¿O acaso es un impostor de pasado inventado por burócratas de la pérfida industria editorial, tan sedientos de fama como de fortuna? ¿Por qué sigue en la selva luego de ochenta años? ¿Qué lo retiene allí?
Estimados lectores:
Siguiendo sus pasos desde el barrio de Tapiales hasta la provincia de Misiones, en un viaje más enigmático que el éxodo judío, incluso que el éxodo jujeño, La Menor Idea intentará develar sino por sus actos, al menos por sus letras, los interrogantes que envuelven al enigma más inextricable desde que se puso en tela de juicio la existencia del mismísimo Guillermo Shakespeare: la verdadera historia del otro Gran Bardo de la Poesía Mundial de Todos los Tiempos Pasados, Presentes y Futuros. Recúpero.
Hoy presentaremos en exclusiva al Segundo de los Poemas Mortales, integrante de la Suma Docena Recuperana e intitulado: "Apreturas de un amor apopléjico":

Cuando la muerte se aposente en este mundo
No temeré más que por el fin de nuestro amor
Conmigo estarás tú
¡Querida mía!

Cual apotema, directa a mis sentidos
Apósito del alma
Apostadero

Pues ni Apolonio de Atenas
Ni el de Pérgamo
Tampoco el de Rodas, o el de Tralles
Han advertido la muerte
Que es la vida sin tu amor.

Aportillaste mi alma.
Sobre apriscos desolados,
apoteosis

¡Qué aporía!
Sólo apraxia da tu ausencia
Aposentado en tu regazo soy feliz

Apologéticas palabras te dedico
Y apostrofo a los apóstoles del mal
Apoquinen sus culpas ¡desalmados!
¡Que ya me apresto a desnudar mi corazón!

Coro de Ninfas:
Si llegare la muerte en este instante…
¡Feliz la acepta!
Es que la vida
¡todo se lo ha dado!


Análisis psicoliterario a cargo de Pedro Virgilio Oliveiro. Filólogo. Talabartero. Asesino a sueldo.

¿Qué tenemos aquí? No estoy seguro, pero es brillante. A mitad de camino entre el romanticismo y la ingesta de las Flores del Mal, Recúpero nos regala justamente una florida, una pirotécnica loa a la amada cuyo nombre deliberadamente omite, tal vez por tratarse de un amor prohibido, como era tan común en la selva misionera de la década del treinta.
El vate exhibe su versatilidad, y con un profundo conocimiento de la lengua castellana superpuebla de rimbombantes epítetos a la mujer innombrada (¿tal vez Jéssica, la india guaraní? ¿tal vez un Quiroga sublimado?)
Otra posibilidad que nos permite este opus claustrum es que Recúpero, presa de un ataque de pánico de página en blanco, se haya detenido en una llena, más exactamente en la página "Apolodoro de Damasco/aproximar" del "Diccionario Enciclopédico Ilustrado" que sin solución de continuidad nos encolumna a los Apolonios de Atenas, de Pérgamo, de Rodas y de Tralles, como así también las voces "apologético", "apoplejía", "apoquinar", "aporía", "aportillar", "aposento", "apósito", "apóstol", "apostadero", "apotema", "apoteosis", "apostrofar", "apraxia", "aprestar", "apretura" y "aprisco", que resultan tan a gusto del críptico estilo del poeta. A esta última teoría adhiere un envidioso Alexis Jacinto Luque y Ortiz, por ejemplo, quien desde su columna en "Gentleman s Magazine" asegura que Recúpero es simplemente un pelmazo y un farsante, o por decirlo a la francesa siendo que de poetas malditos se trata, de un "bluff" (1)
Por mi parte, no puedo más que colocarme en las antípodas de esa corriente. ¿Cómo calificar sino de brillante esa aproximación al oxímoron que es "Sobre apriscos desolados, apoteosis", aproximación que no llega al ansiado destino pero que sin embargo (o tal vez por ello) es épica?
Estimados lectores, estoy dispuesto a arrojar mi reputación literaria, incluso mi honra personal, a los perros de la desverguenza si la hora del poeta lo reclama. Pero gritaré aquí, en todas las tribunas del orbe e incluso en todas las fondas donde sirvan el vino que tanto me gusta, que Francis Oliverio Recúpero es un genio. Incluso, por encima de un Pedro Aníbal Mansilla.

Nota del editor
(1) "Bluff" en realidad es una voz inglesa, pero no es bueno contradecir a Pedro Virgilio Oliveiro cuando está inflamado por la pasión y la bebida. Además, en esas circunstancias, no escucha a nadie.





"Torso de Belvedere" de Apolonio de Atenas

4 comentarios:

  1. Estimado Francis Oliverio:

    Aquí se han publicado noticias de usted, también:

    http://globedia.com/mundo-recuperado-personaje-marcelo-suarez-luna

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  2. Recúpero es omnipresente. De la paradoja de Epicuro o Problema del mal, vendrá su cualidad de Poeta Maldito?

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  3. pero.......... don recùpero, puedo llamrlo recu? porque si vamos a estar aquí, a solas.....

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  4. ¿Belvedere quedó así , apabullado por las apreturas de un amor apopléjico?

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